Director iraní recrea torturas de prisioneros para sacudir a sus torturadores

Un cineasta comprometido

Mehran Tamadon ya ha dirigido varios documentales criticando el poder iraní, incluidos «Bassidji» e «Iraní». Después del lanzamiento de este último, sus pasaportes iraní y francés fueron confiscados temporalmente. Finalmente, abandonó definitivamente la República Islámica de Irán en 2012. Según él, la violencia está «interiorizada» por todos los ciudadanos y funciona «como la ruleta rusa», pudiendo afectar a cualquiera de manera aleatoria.

Relatos conmovedores

En «Donde Dios no está», varios ex prisioneros cuentan sus traumáticas experiencias en detención. Mazyar, un antiguo empresario, describe las torturas físicas que sufrió, mientras que Homa recuerda las cárceles abarrotadas de la década de 1980 y su capitulación ante la propaganda religiosa. Taghi Rahmani, encarcelado durante unos quince años por su actividad política, revive el aislamiento en un pequeño sótano parisino.

«Mehran se arriesga al hacer revivir un trauma (a las víctimas), pero se entiende bien lo que significa ser torturado. No cruza las fronteras, cuando se volvería obsceno», señala Cristina Nord, una responsable de la Berlinale.

Una segunda película sobre la tortura psicológica

Además de «Donde Dios no está», Mehran Tamadon también lanza una segunda película, «Mi peor enemigo», en la que él mismo se convierte en víctima de tortura psicológica. Su torturadora es la actriz Zar Amir Ebrahimi, quien huyó de Irán en 2008 después de meses de interrogatorios y humillaciones. El director espera que estas películas puedan «sacudir» a los verdugos y sembrar una semilla que tenga efecto más tarde.

Sin embargo, algunos consideran que esta visión es «ingenua», como Catherine Bizern, directora artística del Cinéma du réel, un festival de documentales parisino. No obstante, elogia las películas «complejas» de Tamadon, que van «más allá de la emoción» y en las que el cineasta «se pone en peligro». Taghi Rahmani, por su parte, no cree en el poder redentor de las dos películas, sino que piensa en su esposa, la icónica defensora de los derechos humanos Narges Mohammadi, detenida en Irán y figura de la protesta actual.